domingo, 15 de febrero de 2009

LA RENUNCIA

Creo pues, que la poesía
acabó para mí, así pues,
la dediqué toda para ti.

Ya ahora no puedo versos
hacer, ya no hay imaginación,
ya no hay nada por ser.

Ya todo acabó en estos
versos, ya se fue ella,
la que me hacía escribir.

Ya se fue aquella que
me hacía vivir, ya no
hay por lo tanto versos

por hacer, ya no hay
motivo por seguir, es 
que así es todo, alguna

vez todo se tiende a
ir, así es, ya no está
eso bello que me hacía

versos escribir, eso bello,
que como todo hombre sabe
era una mujer, aunque

la mayor desgracia para el hombre
siempre la causa una mujer,
como hombre yo, dejaré de versos hacer,

como hombre te seguiré amando
y aunque te vengas a arrepentir,
nunca más volveré versos a escribir.

Una mujer me impulsó a 
renunciar, la escacez me
obligó a olvidar.

Ya en aquel lugar comenzaban
a escacear las ideas, empezaba
a agotarse también la belleza,

había hecho de todo poesía,
había convertido todo en
palabras, hermoas dicciones

que ahora llamamos versos,
pues ahora me retiro de 
hacer eso, de convertir lo

más mundano a eso bello,
llamado verso, me cansé
de hacer de ti poesía, me

aburrí de conformarme con
ello, ahora renuncio a todo
eso bello, llamado poesía.

Harto estoy de este oficio,
renuncio a mi puesto de poeta,
para comenzar con la novela,

renuncio a ser bardo
por una mujer y por la escacez,
por lo simple y por lo vago.


No hay comentarios: