En aquel instante me paré, caminé por mi habitación, daba vueltas buscando la respuesta exacta, caminé por ésta cerca de cuatrocientos cincuenta y un años, hasta que pisé un lugar del parqué que no había sido pisado jamás, no le tomé ni la más mínima atención, hasta que de nuevo chirrió la madera a tal punto que se partió, me agaché para ver qué podía hacer, pero el pedazo de madera ya estaba roto y lo saqué, luego me di cuenta que debajo de aquel piso no existía nada, era un vacío, saqué los pedazos de pino que circundaban el hueco, había decidido entrar.
Con el incidente del hoyo olvidé por completo por qué había estado caminando dentro de mi habitación cuatrocientos cincuenta y un años, he desperdiciado tanto tiempo pensando en algo que ya había olvidado, en aquellos tres segundos que pensé en aquella pérdida le invité a mi cerebro a dar una vuelta por mi olvido para que lo traiga, por mientras había decidido meterme en el hoyo.
Han pasado dos años que voy pensando, la barba me ha crecido mucho, mi madre está desesperada, casi se ha vuelto loca, mi padre estaba en un proceso, se encontraba, parecía que en un limbo, mientras éste consolaba a mi madre, mi hermana seguía su vida, triste, ya que no podía verme. Mientras yo caminaba pensando mucha gente entraba a mi habitación, les decía que se vayan, pero éstos no hacíanme caso, tomaban fotos a mis cosas privadas, odiaba eso, odiaba al menos que entren a mi cuarto, todavía se querían llevar mis cosas y desde luego, los malditos esos se salieron con la suya, eso no sucederá otra ves, si lo vuelven a hacer los mato. En cuatrocientos cuarenta y nueve años nadie volvió a entrar a mi dormitorio, ni siquiera mi anciana y loca madre, ni mi también anciano y esbelto padre, ni mi ya adulta y hermosa hermanita. En todo ese lapso de tiempo nadie entró, ni los seres que más amo, tal ves era por ello que estuve caminando dentro de aquella barraca cuatrocientos cincuenta y un años, hasta que descubrí aquel hoyo y la curiosidad me venció.
Mientras caminaba me quede "pegado" en una mosca que había invadido mi territorio, ella me miraba también, ¿Qué querrá decir con esa mirada?, seguro que quiere apoderarse de mi hábitat y botarme de aquí, pero no lo permitiré. Habían pasado apenas tres días desde que comencé a caminar y esa mosca me molesta muchísimo, quisiera que se largue, la muy sinvergüenza se para sobre mí sin ningún temor, me daba tanta cólera que me ponía a pensar en aquella respuesta de aquella pregunta olvidada que ni en cuatrocientos cincuenta años, once meses y veintiocho días la encontraré, pues lo único que encontraré será un hoyo al cual voy a penetrar.
En aquel momento me dieron muchísimas ganas de escuchar música, la radio enpolvada no quería prender, no podía hacer nada, era el año trescientos tres, en realidad, parecía que aquella radio no la habían limpiado en todo ese tiempo, me dejó de importar las ganas de escuchar música y seguí caminando, a pesar de todo este tiempo, aún no encuentro aquella respuesta a la pregunta que olvidé desde que decidí caminar, tal ves sea algo ilógico que le busque una respuesta a una pregunta que ni me acuerdo, pero para mí es muy importante, algo o alguien me decía que dentro de ciento cuarenta y ocho años la iba a encontrar, sólo necesitaba dar unos pasos firmes y decididos. Pasó bastante tiempo de caminar para que cuando ya estaba a punto de encontrar aquella respuesta; se rompe el piso y la curiosidad me hizo distraer, aquella curiosidad que se podría decir: me salvó.
Esperé para esto cuatrocientos cincuenta y un años, esperé para encontrar el hoyo que me ayudó. Este es el año cuatrocientos cincuenta y uno, en estos momentos mi pié derecho, con energía, cae en el piso, comprendí el porqué de aquella rajadura, comprendí el porqué de aquella ardua caminata que al final me llevó a recordar aquella pregunta y a responderla, aquella respuesta se abrió por un firme paso mío, se terminó de abrir gracias a mi curiosidad, esos cuatrocientos cincuenta y un años fueron de intensa búsqueda, que al final....encontré.
