Humeando por un tubo,
tranquilo y relajado
como jugando ludo,
esa tranquilidad vióse afectada
por señores desconocidos
que dañan a mi persona
infectada, infectada por
el virus de la paz y la tranquilidad.
Subimos a una nave,
la nave de los señores,
dimos un paseo, pero yo
estaba en otra parte,
conversando con mi mente,
hablando sobre un paseo,
rogábamos que nos dejaran
ir, son malos, esos señores son
muy malos y no saben reir.
A mi amigo lo metieron al
foso infernal, a mí me dejaron
solo, sin poder invernar,
vinieron a rescatarme los míos,
me soltaron, no podía caminar,
no podía volar, fui arrastrándome
como un gusano al andar.
La tranquilidad, la paz y el
amor, siempre son destruídos
por gente mala, esa gente que
no tiene corazón, alteran
la armonía, alteran todo,
hasta mi imaginación.
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